domingo, 24 de junio de 2012

ASÍ VIVÍAMOS LA FERIA: CONCURSO LITERARIO.


La Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Algeciras convocó un concurso de microrrelatos para el alumnado de Educación Permanente. El tema tenía que estar relacionado con experiencias vividas en la feria de nuestra ciudad. Lógicamente casi todas las personas que están en este centro han tenido experiencias en la feria, sin embargo, sólo unos pocos las contaron y sólo una alumna ganó el premio. Carmen Sánchez Gómez, que asiste a las clases en la Residencia de DIA con Eduardo, nos contó breve pero sincera y emocionada una de sus vivencias cuando de jovencita iba a la feria con mucho menos de lo que cualquiera de los jóvenes de hoy pueda imaginar.
La entrega de premios fue el sábado de feria en la Caseta de Onda Algeciras, de la mano del Concejal de Educación, Bernabé Ramírez, con el que siempre nos gusta compartir buenos ratos. Todos los responsables estuvieron atentos a nosotros y pasamos un mediodía estupendo. También recibieron premio otros dos participantes, del CEPER Río de la Miel y del CEPER J.R.Jiménez.
Ahora os toca leer el relato de Carmen y desearle que disfrute de su merecido premio.
 
!QUÉ FELICES ÉRAMOS CON TAN POCA COSA!
Recuerdo la Feria de Algeciras del año 1945, con la portada “EL PANDERO”, que para mí es muy recordada. Cuando las jovencitas de 16 años íbamos a la feria a las cinco de la tarde y volvíamos a las nueve y media de la noche, con cinco duros en el monedero para toda la semana.
Un día en la entrada de la feria, que es dónde se ponían unos puestos de bisutería (sólo se ponían en feria), mi amiga Paquita Lara y yo nos compramos unos zapatitos de plomo con un broche y nos lo pusimos en el pecho, junto a un manojito de frutas de cristal. Quedaba muy bonito, estábamos locas de contenta con nuestra compra.
Después nos subimos en el látigo, nos compramos turrón, y tiramos en la tómbola. Lo estábamos pasando estupendamente, pero cuál sería nuestra sorpresa y disgusto al comprobar que nuestros adornos habían desaparecido, sólo quedaban los broches. Con las vueltas del látigo se comprende que el plomo y el cristal no hicieron buenas migas.
Hoy al recordarlo, reímos y decimos: “Qué felices éramos con tan poca cosa” pero en aquel momento nos entristecimos mucho porque ¡¡¡lo habíamos comprado con tanta ilusión!!! Y aunque nuestra compra solo era de 2 pesetas, no podíamos volver a comprarlo, porque solo teníamos 5 duros para toda la semana.

                                                                                                           Carmen Sánchez Gómez




No hay comentarios:

Publicar un comentario