En estos 16 días de campaña ORANGE YOUR WORLD de la ONU, de concienciación para la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas, estamos trabajando en nuestro centro diferentes aspectos. Mantenemos la letra de color naranja en este blog como un continuo recordatorio. Nuestro objetivo prioritario es tomar conciencia de esta lacra para ser capaces de reaccionar ante una situación de violencia de género. Nuestro profesor de informática nos propone esta lectura, merece la pena dedicarle unos minutos, y os pedimos que, si os parece, hagáis un comentario al final.
Pandora, Thomas Benjamin Kennington (1908) |
Todos y todas detectamos violencia de género ante una agresión física o verbal: un desprecio, un insulto, un grito, un empujón, una bofetada... Pero existe una violencia de género mucho más sutil, una violencia tan sutil que a veces resulta difícil percibirla, a la que parecemos estar acostumbrados y acostumbradas. Una violencia de género cultural. Veamos un ejemplo en el siguiente mito griego.
Zeus, el dios supremo del Olimpo, quiso vengarse de Prometeo y de todos los hombres haciéndoles un regalo maldito.
Para ello creó a la mujer. La llamó Pandora y todos los dioses participaron en su creación. Con arcilla y agua, Hefesto modeló su cuerpo. Atenea, la diosa de la sabiduría, le enseñó a hilar y tejer hermosas telas. Afrodita, la diosa del amor, le otorgó gracia y atractivo. Y Hermes, el dios de los ladrones y mensajero de los dioses, le enseñó a mentir.
Entonces, Pandora fue entregada por los dioses a Epimeteo, con quien se casó, y junto con la mujer, le regalaron una bonita caja. Pandora era adorable, por lo que Epimeteo no desconfió del regalo de Zeus, lo importante era no abrir jamás la caja: allí debía estar el peligro.
Epimeteo le hizo jurar a Pandora que jamás abriría la caja. Pero apenas la dejó sola por primera vez, Pandora no pudo resistir la curiosidad. No hacía falta destapar la caja, no tenía por qué romper su promesa. Solo levantaría un poquito la tapa para mirar adentro.
Pandora corrió la tapa de la maldita caja menos de un dedo, pero aquello fue suficiente. En un enjambre horrible y oscuro, escaparon de allí todos los males que torturan a la humanidad. Como moscardones negros y pesados, echaron a volar el Dolor, la Vejez, el Cansancio, la Enfermedad, la Muerte y por último la Esperanza, que nadie sabe si es un bien o un mal.
Este mito griego creacionista es un ejemplo claro de violencia de género cultural. La violencia cultural no mata, no hiere ni mutila como la violencia directa, pero duele. Y lo más grave, se utiliza para legitimar dicha violencia.
Calificar a la mujer como regalo maldito, considerarla como la causante de todos los males o asignarle por razón de sexo características con connotaciones muy marcadas como son la belleza, la hermosura, la habilidad para tejer e hilar o la mentira, es otra forma de ejercer violencia de género.
Mitos como este, con milenios a sus espaldas, van creando en el imaginario colectivo una serie de prejuicios sobre las mujeres, y por consiguiente también sobre los hombres, que lleva a que ambos sexos adquieran un rol de género concreto.
Estos roles de género no solo han restringido la libertad de hombres y mujeres durante siglos, quienes se han visto forzados a cumplir con los patrones asignados debido a la presión social y cultural, sino que por desgracia también han justificado la violencia contra la mujer por el simple hecho de serlo.
Los griegos lo hicieron a través de la Pandora mitológica y su osadía de abrir la caja de Zeus, más tarde los monoteístas, mediante la Eva bíblica y su pecado original de comer del fruto prohibido. Todas las sociedades patriarcales han justificado la violencia hacia la mujer de un modo u otro, y la nuestra, la cultura occidental, para lo bueno, pero también para lo malo, tiene como madre a la cultura clásica y como padre al cristianismo.
Por suerte, miles de años después, las cosas empiezan a cambiar, y es nuestra sociedad occidental la que se pone a la vanguardia en cuanto a los derechos de las mujeres, la igualdad y la condena a la violencia de género.
Ahora es el momento de deconstruir esos roles de género y derribar prejuicios sexistas en búsqueda de una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, pues la igualdad es el mejor antídoto para luchar contra la violencia de género.
Seguro que leyendo esto se te ha ocurrido algún caso parecido. Cuéntanos en comentarios.
Gracias.
Yo he comprobado que hay un grupo de gente joven, con unas caracteristicas definidas, que son muy machistas y las mujeres de esas mismas características que lo consideran muy normaly esto es lo que hace que siga habiendo violencia de género.. Las personas que son capaces de razonar y saber cuál es su sitio no lo ven nada normal ni lo toleran
ResponderEliminarSiempre ha existido a lo largo de la historia y en todos los ambitos un poco de violencia y machismo.
ResponderEliminarNo mas mujeres maltratadas,ya basta, todo mi apoyo para ellas
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ResponderEliminarDurante siglos hemos llevado esta lacra ya es hora de empezar a fortalecernos y cambiar el sistema, todosm somos iguales y no por ello tenemos que tener tal violencia, tanto cultural, doméstica, social, etc....
Basta de tanto prejuicios y violencia.
No estoy de acuerdo con la violencia venga de donde venga. La violencia contra los más debiles es repugnante en cualquiera de sus formas.
ResponderEliminarMuy interesante. Quiero hacer incapié que estamos tan acostumbrados a escuchar estas historias que las vemos normales.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la iguldad de derechos entre hombres y mujeres, y asi tenia que haber sido siempre y nunca haber tenido tantas diferncias y perjuicios.
ResponderEliminarHubo una época no tan lejana en que la mujer necesitaba el permiso del hombre para todo, como por ejemplo abrir una cuenta en el banco, escribir un libro o una columna en el periódico, montar un negocio, etc. Algunas tuvieron que utilizar un nombre o apodo masculino para poder hacerlo. George Sand, Fernán Caballero o Mary Sehelley, son ejemplos de ello.
ResponderEliminarSon necesarios estos cambios, empezando por la educacíón dentro de la famia y en la sociedad
ResponderEliminarMe parece que la violencia de genero es algo inadmisible a estas alturas de la historia, hombres y mujeres somos iguales y con los mismos derechos en todos los ambitos , pero aun vemos como en el ambito laboral hombres cobran mas por los mismos trabajos y eso no se puede tolerar y en el ambito domestico agredir a una mujer debia llevar carcel permanente para el agresor y asi no volveria a hacer daño .
ResponderEliminarla violencia de genero es la consecuencia de la educacion,debemos de ser conscientes de educar a nuestros hijos en la igualdad sera la unica manera de ir dejando atras tanta violencia
ResponderEliminarLa violencia de genero para mi opinión no es machista ni feminista es cuestión de cultura y caracter lo cual en ningún momento es justificable venga de donde venga se produce en donde hay disparidad de criterios y falta de tolerancia pues habemos personas que creemos que la verdad y lo bueno es lo que pensamos nosotros y hay tantas verdades y pensamientos como personas habemos y de todas si las escuchamos hay algo bueno y algo bonito que aprender. Y una de las mejores formas de evitar la violencia es la cultura parecida para todos.
ResponderEliminarlo que yo dedusco que las religiones han separado a la humanidad por sexos poniendo a la mujer como el mal de lo que tendriamos que cuidarnos.
ResponderEliminarEn algunas religiones al dia de hoy siguen sometiendolas como ser inferior
Los malos tratos no son solo palizas también los psicológicos matan.
ResponderEliminarMe preocupa que en ciertos paises se sigua practicando la mutilación del clitoris a las niñas, con el consentimiento de sus madres.
ResponderEliminarBoth for gender violence and for all crimes, civic education is essential; It is not taught in schools or in homes.
ResponderEliminarBoth for gender violence and for all crimes, civic education is essential; It is not taught in schools or in homes.
ResponderEliminarCasos parecidos forman parte del imaginario colectivo.
ResponderEliminarAntes de pensar hacia la mujer como un objeto para nuestro uso personal o para satisfacer nuestros deseos, tenemos que recordar que las que nos han traído a este mundo y las que nos han tenido en su vientre, es una mujer.
ResponderEliminarPor desgracia, desde hace siglos se perpetúan estas historias prejuiciosas. Los antiguos griegos anulaban a las mujeres por completo, sobre todo los atenienses que se llevaron el gato al agua, y a la hora de absorber su cultura, los romanos y todos los que vinieron detrás se cuidaron muy bien de perpetuar esta concepción patriarcal. Y aunque ha mejorado la situación (ha costado mucho, durante años), seguimos teniendo el chip que implantaron historias como éstas.
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