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sábado, 24 de febrero de 2024

AL-YAZIRAT VALL-INFIERNO


El viernes 23 de febrero volvimos a visitar la finca pública Valdeinfierno (CA10056JA, propiedad de la Junta de Andalucía, Parque Natural de Los Alcornocales), dentro del T.M. de Los Barrios. Valdeinfierno es uno de los montes incluidos en las sierras de Zanona o valle de Zanona. Tiene 420,45 hectáreas.


El inicio se hizo esperar, el corte de la autovía por las protestas de los trabajadores de Acerinox dificultó la llegada, pero nos sirvió para cotejar que aún la temperatura en el inicio de la mañana es fresca, buena para el monte.


En la finca los grupos SurMarino (1 y 2) desarrollan el proyecto servicio Valedeinfierno Okmamurae, una réplica del que desarrollan las alumnas de Algas Tarifa en la Finca La Almoraima, consistente en aplicar tratamiento al suelo pulverizando fertilizante de alga invasora para frenar el decaimiento generalizado del alcornocal y su remate: "la seca".


¿Hasta que punto los factores predisponentes como el vertido atmosférico del polígono químico de la Bahía de Algeciras, la falta de regeneración por altísima densidad de herbivoría salvaje cinegética, el efecto del cambio climático en la zona, el mal descorche o la tala indiscriminada han podido ir sumando en negativo desde hace años para dar como resultado la situación actual? Algunos alumnos nos muestran gráficamente que los alcornoques de zonas cercanas como el valle del Genal o la Sauceda no padecen "la seca". No tenemos certezas pero sí evidencias.


Metidos en el río vamos dando forma al objetivo de esta nueva visita, la participación de nuestro grupo hermano de cultura emprendedora “Teatralízate”. De forma interdisciplinar pretenden aportar a nuestro proyecto Valdeinfierno Okamurae una creación artística en formato vídeo que refleje aquella vida de los antiguos pobladores de este valle con la generación de combustible “carbón vegetal – picón”, las antiguas REPSOL y CAMPSA antes de la aparición del hidrocarburo. Entendemos que debemos conocer el territorio donde vamos a actuar para desarrollar de forma integral la huella positiva de nuestro hacer. Recopilamos las investigaciones previas sobre su etimología, usos, pobladores, coplas… a la vez que frenaremos el decaimiento del monte con fertilizante de alga invasora. 


(1) La finca de Zanona se convirtió en propiedad particular el 21/12/1837, siendo el propietario el barón de Areyzaga. El 07/04/1907 la venden sus herederos a la sociedad "Hijos de Francisco Forjas y José Eduardo Villaret" (Gerona) por 700.000 pesetas, cuyo valor al año 2.000 hubiese sido de 430.520.000 pesetas.


La finca en aquel entonces tenía una superficie de 4.178 hectáreas, incluyendo la actual pública de Valdeinfierno con el nombre del Vall-Infierno. El propietario dirigía la finca por medio de un administrador general que nombraba a los guardas mayores y guardas segundos. Dentro de la finca llegaron a vivir 130 personas en una forma de vida ya extinguida: dispersas en chozas, con cabreriza y huerto de subsistencia exterior. Normalmente vivían a cambio de labores de podas y limpias en el monte que ellos transformaban en carbón, no existiendo contrato alguno entre el propietario y ellas, de modo que las podía echar libremente. Aquellos trabajadores eran catalogados como "volateros" (común también en las almabradas). Ante la imposibilidad de ir al pueblo los huevos, carne y quesos que producían los cambiaban por productos para vivir con el personaje del "recovero".


El 11/12/2000 la Consejería de Medio Ambiente, conforme al Reglamento Forestal de Andalucía, inicia la recuperación de un décimo de la parte sur-este de la fina, la que hoy visitamos, quizás el trozo más desgastado, Valdeinfierno. Y en el que pretendemos aportar nuestro grano de arena en forma de fertilizante de alga invasora de la mar.


La gestión actual de Valdeinfierno no es productiva, se concentra en servicios ecosistémicos donde se prioriza el uso público, facilitar al ciudadano el acceso a la naturaleza cercana, en una inocente versión. La Naturaleza, por concepto natural, es accesible para los que pueden adaptarse a sus condiciones. Y así debe y puede seguir, sin modelar esas condiciones naturales en una peligrosa carrera de la socialización de la Naturaleza. Tengamos claro, hay lugares que ni debemos ni podemos visitar. Somos unos seres vivos poderosos dentro de un ecosistema que compartimos, pero no somos los propietarios sino una especie más.

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