EL ARTE EN LA CLASE DE INFORMÁTICA

Uno de nuestros grupos TIC se encuentra inmerso en el tratamiento de imágenes a través de diferentes aplicaciones informáticas, y con esta actividad hemos querido abrir las puertas de nuestro Centro a grandes obras de la pintura universal. Nuestra intención no es solo aprender tecnología, sino también aprender con ellas y hacerlo de manera divertida y motivadora.

Aquí os contamos cómo transcurrió la visita de estos personajes y elementos pictóricos que todos y todas conocéis.

Comenzamos con los relojes blandos de Salvador Dalí, los cuales aparecen en su cuadro “La persistencia de la memoria”. Dicho cuadro fue creado a través del método denominado “paranoico-crítico”, lo que el pintor de Figueras definía como "método espontáneo de conocimiento irracional basado en la objetividad crítica y sistemática de las asociaciones e interpretaciones de los fenómenos delirantes", es decir, un auténtico estado demencial al que llegaba...mejor no saber cómo. A Paqui y a Rosa, que están mucho más cuerdas que Dalí, no les hace falta ningún método para ver cómo se derrite este reloj, es suficiente con el calor que estamos soportando este mes de octubre.

 

 

Y si Dalí era un loco con marketing, el autor de “Los girasoles”, Vincent Van Gogh, lo fue a secas. Para colmo vivía sumido en tal miseria que no podía permitirse contratar a modelos para pintar sus cuadros, por ello recurría a elementos del entorno como flores y paisajes o se pintaba a sí mismo. Sin duda alguna, en nada hubiera ayudado a su enfermedad saber que años más tarde sus obras alcanzarían un valor millonario, pues hubiera agudizado aún más sus problemas mentales. Reproducciones de los girasoles de Van Gogh cuelgan por innumerables salones a lo largo del mundo, pero aquí tenemos a Mª Luisa, a Rosa y a Juan Antonio admirándolos in situ. 

 

 

“El pífano”, de Édouard Manet, representa a un niño tocando en la banda musical de la Guardia Imperial francesa, sin embargo, esta pintura está muy relacionado con nuestro país, en concreto con Diego Velázquez. Y es que Manet pintó este cuadro tras quedar prendado de una obra del pintor sevillano llamada “Pablo de Valladolid”. A Luis y a Rosa no parece gustarles el agudo sonido del pífano. Ellos, como buenos algecireños, son más de la guitarra de Paco de Lucía, mucho más castizo claro está.

 

 

Una de las obras más famosas del artista belga René Magritte es “El hijo del hombre”, donde una manzana oculta la cara del protagonista dejando entrever sus ojos. Magritte quiso representar con ello el interés por lo escondido, por lo oculto, que se presiente detrás de aquello que se muestra visible. En este caso, Luis, Paqui, Juan Antonio, Mª Luisa y Rosa han decidido que no tienen nada que ocultar y, al más puro estilo Carmen Miranda, se han colocado media sección de la frutería en la cabeza. ¡Qué suene la samba!

 

“El grito”, del pintor noruego Edvard Munch, es sin duda una de las pinturas más famosas, y también más robadas, del mundo, y aún a riesgo de caer en la histeria colectiva, lo hemos traído a pasar la tarde con nosotros. Aquí lo podéis ver sacando de quicio a Mª Luisa y a Juan Antonio, y todo por una simple araña… Bueno, es cierto que habéis visto mastines más pequeños que esa araña, pero no tiene pinta de ser venenosa, ¿no?

 

Y por último, cuál fue mi sorpresa cuando al terminar la tarde de trabajo fui a apagar la luz del aula contigua y… ¡zas! Allí estaban, en el sofá, Adán de “La Creación” de Miguel Ángel, y “La maja desnuda” de Goya. No es de extrañar, pues no es fácil andar siempre bajo la mirada de miles de curiosos y mirones turistas que inundan la Capilla Sixtina y el Museo del Prado, y menos cuando no se lleva ni un centímetro de tela encima. Por suerte para ellos, apagué la luz y cerré la puerta… La jornada había terminado.

Una actividad que el profesor ha planteado para motivar al alumnado ofreciendo un paseo por el mundo del arte y que, sin duda,  les ha encantado; a mí también.