Hace años que, como en el resto de los ámbitos, en educación se inició el camino hacia la digitalización. No hubo muchos recursos, pero sí muchos intentos, de la mayoría, para subirnos al tren de la sociedad de la información y la comunicación. Muy lentamente, los centros educativos fueron recibiendo dotaciones de ordenadores, pizarras digitales y acceso a internet.
Nosotros, lo justito. Pocos recursos y mucha ilusión cuando empezamos a impartir clases de informática como taller, el profe era el marido de una alumna, con los pocos ordenadores que teníamos. Luego nadie nos paró y el nuestro ha sido uno de los centros con mayor número de alumnos y alumnas en el Plan Educativo de Uso Básico de las TIC y con unos resultados escolares más que positivos.
Pero el gran cambio se desencadenó con la pandemia de la COVID19, cuando se cerraron los centros y todos tuvimos que quedarnos en casa e intentar suplir las aulas por las pantallas, y que el esfuerzo sirviera para algo. ¡Anda que no hubo chistes y memes sobre el tema!
Ahí empezó el verdadero cambio. Cambio en la mentalidad del profesorado, del alumnado, de las familias y de la administración, máxima responsable de que el sistema educativo responda a las necesidades de la sociedad y de que se cumpla el derecho universal a la educación.
En nuestro centro/sección tuvimos la suerte de volver a las clases en septiembre de 2021, yo más suerte que nadie, por supuesto, y encontrarnos con un nuevo profesor que es un crack de la informática y un trabajador incansable. Gracias a sus conocimientos y a su disposición y , claro, también a nuestro compromiso por la mejora del centro, los profes estamos aprendiendo a aplicar las nuevas tecnologías en el aula. Realizamos cursos de formación e intentamos trasladar lo que aprendemos a nuestro alumnado. Aprendemos juntos. Todo en pos de esa transformación digital educativa encomendada, imperiosa e imprescindible.
Este curso ya tocaba la respuesta de la administración: envío de recursos para el alumnado en riesgo de exclusión tecnológica.
Y llegó esa respuesta: ordenadores portátiles con acceso a internet que empezamos a entregar según solicitudes recibidas. Son para las personas que los necesiten, para realizar sus tareas de clase y para disponer de ellos en su casa. Los llaman PEH ( Punto Educativo en el Hogar), para estar más conectados con el mundo de verdad, más allá de Instagram o Facebook. Estamos convencidos de que será una buena herramienta de aprendizaje.
Esta entrada es meramente informativa, para recordar, se informó en su momento, que cualquier alumno o alumna, cumpliendo los requisitos, que necesite un ordenador solo tiene que comunicarlo a su profesor o profesora. Lo solicitas, te lo llevas y lo devuelves, antes de finalizar el curso, igual que te lo entregaron.
Unas fotos...
Seguimos con unas instalaciones pésimas, para esto no hay respuesta, pero las mantenemos dignas porque vosotros y vosotras lo merecéis.
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