Nuestra ruta nº 7 en SurMarino nos llevó a la finca Valdeinfierno, propiedad de la Junta de Andalucía, dentro del PN de Los Alcornocales. Se trata de un monte público de 413 hectáreas perteneciente al término municipal de Los Barrios.
Presenta un gran contraste interior entre las zonas más bajas, atravesadas por cursos de agua flanqueados por bosques galería y una orla de quejigos morunos, los alcornoques (con un alto decaimiento por seca) situados en zonas intermedias y los matorrales de herrizas, localizados ya no solo en las zonas más agrestes y montañosas, junto a lajas y tajerías, sino también en las zonas donde la seca ha eliminado al alcornocal.
Esta ruta forma parte del Corredor Verde Dos Bahías, proyecto de la Consejería de Medio Ambiente (o del nombre que corresponda según el curso político) de la Junta de Andalucía, que discurre por las cañadas de la provincia de Cádiz.
Para esta ocasión el itinerario fue definido por el alumno Antonio Selva González, experto senderista y recolector de vegetación silvestre (ajetes, ajos porros, espárragos, tagarninas...), que nos llevó por el circular de Valdeinfierno y un tramo del Corredor Verde Dos Bahías, sorprendentemente paralelo al oleoducto que desde la Bahía de Algeciras alimenta a las antiguas bases militares americanas (1954-1957): Rota (EE.UU.-ESP), Morón (EE.UU.-ESP), Torrejón de Ardoz (2004 OTAN) y Zaragoza (2004 ESP).
En el tramo que discurre paralelo al curso de la garganta o canuto principal que recorre la fina observamos la importancia vital de estos vestigios climáticos que refugian especies vegetales de la era terciaria, hoy en día rebautizada como era cenozoica, que se inició hace unos 66 millones de años y que se extiende hasta la actualidad en estos refugios naturales a conservar. No se trata sólo de proteger el agua sino donde surge, la Naturaleza. De lo contrario, yendo por partes separadas y no de forma integral, la ineficacia del sistema nos devuelve en esfuerzos vanos todo el amor que marcamos por la conservación del ecosistema donde la parte más frágil, y a la vez más devastadora, es el ser humano.
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