Foto: Moisés Guerrero Montero
Ana Villaescusa Lamet es la Presidenta de la Junta Rectora del Parque Natural de Los Alcornocales, el órgano consultivo con funciones de control, vigilancia y participación
ciudadana, además de velar por el cumplimiento de la normativa reguladora del
Parque. Está
compuesta por 55 miembros pertenecientes a los distintos sectores implicados:
representantes públicos, políticos, empresarios, sindicatos y asociaciones de
diverso corte y ecologistas.
Foto: Moisés Guerrero Montero
Durante la tercera aplicación de fertilizante Al-Yazirat Rugulopteryx, fabricado por el alumnado en sus casas bajo protocolo establecido de fermentación casera, a los 6 alcornoques seleccionados en la finca pública Valdeinfierno -Los Barrios- como tratamiento frente al decaimiento y el remate de la "seca", nos acompañó a pie de tajo.
Foto: Ana Villaescusa Lamet
Es un indicador de su compromiso, el de una mujer que lo tiene con todas las tareas que desempeña, era igual en sus clases de biología en Salesianos que en la desafiante gestión de Diverciencia, energéticamente dispuesta siempre a aprender y emprender. Es un apoyo al proyecto del grupo SurMarino, un cariñoso abrazo lleno de preguntas, inquietudes e intercambio cooperativo, un abrazo que no va a remediar el desastre pero podría, quizás, sanarnos de la tristeza.
Foto: Ana Villaescusa Lamet
Para esta tercera aplicación la dosis de fertilizante a cada alcornoque ha subido a 10 litros, la primera fue de 5 litros y la segunda a 8 litros. La progresión está siendo ajustada por la capacidad de producción del alumnado en una novedosa actividad que conlleva una compleja, y olorosa, tarea en casa. Conocemos que podemos llegar sin problemas a aplicar 30 litros por árbol, pero aún necesitamos rodaje para llegar a esa cantidad ideal.
Foto: Ana Villaescusa Lamet
Estamos insistiendo en los número 1 y 2, muy cerca del Mirador de Valdeinfierno, en un estado aproximado de defoliación del 70%, dos casos casi imposibles, de UCI forestal. A ellos les aplicamos los restos sólidos de alga tras la fermentación y los restos de cualquier envase. Poco a poco, como a alguien que paso hambre tras la guerra, un ser vivo que nos alimentó de oxígeno durante decenas de años que ahora necesita de nuestra capacidad tecnológica e inteligencia emocional para sanar. O para morir dignamente.
Foto: Moisés Guerrero Montero
Foto: Moisés Guerrero Montero
Con el trabajo bien hecho, un chute de campo en vena y la caricia de una primavera montuna volvimos a casa con la locura SurMarino como farolillo verde contra el olvido.
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